¡HOY PLATERO CUMPLE CIEN AÑOS!
Que la obra es maravillosa, no hace falta decirlo. Todas las generaciones de niños/as españoles hemos crecido, desde hace un siglo, con ella. Platero nos ha enseñado a amar, a reír, a llorar, a enfrentarnos con la soledad, la enfermedad y la muerte. Pero también nos ha llevado por los vericuetos de la vida de un pueblo andaluz, tan nuestro como Moguer. Andalucía está en el alma de la luz de una prosa que tiene tantas lecturas como años tenemos. Una lectura de niño, de joven, de adulto, de anciano.
Hoy, que todos los homenajes se los ha llevado Platero, quiero agradecer, desde nuestro centro, en el corazón del barrio sevillano de San Jerónimo, que Juan Ramón nos regalara esta obra (y tantas, y tantas....) ¡Gracias, maestro! allí donde estés por una vida dedicada al hondón del alma, a hacernos más profundos y comprensivos, a ayudarnos a buscar nuestro mejor yo.
Nosotros nos iremos, y seguirá Platero trotando por nuestros campos, por nuestras mentes, por nuestros corazones. Y seguirán los pájaros cantando en medio de una luz emanada del finísimo hilo de amor que Juan Ramón tejió con nosotros/as.
Gracias, Zenobia, por el milagro del amor profundo, hacia el maestro. Tú conociste, antes que ninguno de nosotros/as estas páginas porque te fueron ofrecidas como brillante de amor, de compromiso. Gracia por haberlas compartido. ¡Cuanto te debemos como intelectual, como mujer y como amante.
"Claro está, Platero, que tú no eres un burro en el sentido vulgar de la palabra, ni con arreglo a la definición del Diccionario de la Academia Española. Lo eres, sí, como yo lo sé y lo entiendo" (Platero y yo, Cap. CXXV, "La Fábula")